6 señales de que eres una persona espiritualmente fuerte
1. Sabes perdonar y seguir adelante
Los rencores solo hacen tu vida más difícil. Si alguien te hizo daño, no ganarás nada intentando devolvérselo. Si realmente quieres ser una persona espiritualmente fuerte, no debes dejar que el odio te consuma.
Habrá muchas personas buenas y malas a lo largo de tu vida. Te darás cuenta que las personas son buenas, pero cómo son ahora es debido a sus experiencias pasadas. Las personas malas te mostrarán el lado malo de la humanidad y aprenderás alguna valiosa lección.
La vida es hermosa como para permitir que ciertas personas te la arruinen. Aprende a perdonar y dejar ir, no importa lo mal que alguien se haya portado contigo o el daño ocasionado. Cuando eliges perdonar, les haces ver que no eres como ellos.
El perdón es una característica de las personas fuertes. Sé agradecido por la vida que tienes por delante y sigue tu camino.
2. Haces tiempo para ayudar a los más necesitados
Las personas que tienen gran sentido de espiritualidad siempre separan algo de tiempo para ayudar a los más necesitados. A veces, estamos tan atrapados en nuestras vidas que olvidamos a aquellos con menos posibilidades.
Todos tenemos trabajos y familias que mantener, pero siempre podemos separar un poco de nuestro tiempo para apoyar a aquellos que lo necesitan.
Tal vez tienes todas las intenciones del mundo, pero no te das el tiempo de ayudar. Recuerda que no se trata de tener tiempo, sino de hacer tiempo. Detenerte al menos 3 minutos para darle comida a quien lo necesita puede hacer una gran diferencia en su vida.
3. Actúas bajo principios y valores establecidos
Todas las acciones de nuestra vida están guiadas por las creencias que tenemos. Nuestro comportamiento se basa en ciertos principios que establecemos.
Aquellas personas que no han tenido la oportunidad de darse cuenta de que hay fuerzas espirituales protegiéndolas y guiándolas, siempre se acreditan sus aciertos y culpan a los demás por sus errores.
En cambio, aquellos que saben que están siendo cuidados por una fuerza espiritual, desarrollan hábitos de amor y compasión hacia los demás. Saben que si algo malo les sucede, es por algún motivo y buscan aprender de ello.
4. No te enfocas solo en lo material
Ser espiritual te ayuda a mantener el balance entre el materialismo y la satisfacción espiritual. No te enfocas tanto en hacer dinero, pero sí trabajas por conseguir lo que quieres. Mantienes tu mentalidad de abundancia.
Lo mismo sucede cuando se trata de dar a los demás, lo haces con una mentalidad de abundancia sabiendo que cuanto más das, más recibirás. La riqueza es buena, pero el exceso es malo.
Quieres compartir todo lo que consigues y no para mostrar lo generoso que eres, sino para sentir que eres valioso para el mundo.
5. Sabes que el placer instantáneo no te traerá felicidad
Hoy en día se suele creer que la gratificación instantánea es la manera más fácil de sentirnos bien con nosotros mismos. Lamentablemente, esto solo nos puede traer arrepentimiento y remordimiento en el futuro.
Como alguien espiritualmente fuerte, debes saber que el placer instantáneo no te traerá la verdadera felicidad. En realidad, si algo es realmente placentero, lo que le da verdadero significado es el hacerlo.
No quiere decir que no puedas experimentar placer. Simplemente, entiendes que lo instantáneo puede ser peor a largo plazo.
6. No has perdido tu sentido de curiosidad por el mundo
Es fácil ver cómo muchos adultos pierden ese sentido de curiosidad que tenían de niños cuando empiezan a ser agobiados con las responsabilidades y problemas de la vida.
A nadie le gusta el estilo de vida mundano. No dejes que tu curiosidad se apague, disfruta la vida y diviértete. Si estás conectado con tu lado espiritual, sabrás que tú solo debes dar todo de ti en lo que hagas y dejar que las cosas tomen curso.
Toma cada día como un regalo y una nueva oportunidad para descubrir el mundo.
Uno de los mayores obstáculos para nuestro crecimiento espiritual es que solemos intentar cambiar lo que hacemos en vez de lo que somos. Estamos tan empeñados en hacer ajustes en lo que las personas ven, que olvidamos lo más importante: lo que solo Dios puede ver.
Dios está en el negocio de transformarnos a la imagen de su Hijo (
). Él quiere que crezcamos espiritualmente, y necesitamos su ayuda para esa clase de transformación que no es superficial, sino que ocurre dentro de nosotros.
P.ROLANDO MOLINA