sábado, 4 de abril de 2020

7 razones por las cuales no debes salir de tu iglesia

Luz roja: razones equivocadas para dejar una iglesia

Aquí hay siete razones equivocadas para abandonar la iglesia. 

1. Pecado

Alguien ha pecado. Tal vez fue un líder. ¿Es esta una buena razón para salir? Irse a causa del pecado no promueve la santidad. Hubo un grave pecado en la iglesia de Corinto. Pero Pablo mandó a la iglesia a tratar con el miembro que había pecado, no a salir de la iglesia (1 Corintios 5:9-13). Cuando Pablo mandó a los santos a “salir de en medio de ellos”, él se estaba refiriendo al mundo, no a la iglesia (2 Corintios 6:14-18). Debemos responder a los hermanos que pecan con restauración, no con amputación (Gálatas 6:1-5).

2. Desacuerdos sobre asuntos doctrinales secundarios

Las convicciones bíblicas son importantes. Pero no debemos estar dispuestos a morir en cada colina. Contiende ardientemente por la fe. Pero no se debe romper la comunión por cualquier desacuerdo sobre las Escrituras. Pablo aconsejó a Timoteo: “No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero. No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor “(2 Timoteo 2:14-16 Versión Lenguaje Actual).

3. La falta de unión

Dios odia a los que siembran la discordia entre los hermanos (Proverbios 6:16-19).  Pero la evidencia de la salvación es el amor por sus hermanos y hermanas en Cristo (1 Juan 3:14). Y este amor se demuestra por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:1-3). No abandones el barco porque no puedes llevarte bien con los demás. Lo único que lograrás es tener el mismo problema en la próxima iglesia. “No hagan nada por rivalidad o vanagloria, sino con humildad cuenten a los demás como superiores a sí mismo”, Filipenses 2:3.

4. Ofensas personales

Habrán momentos en que los cristianos pequen unos contra otros. ¿Entonces qué? Irte no es la respuesta. Desplazarse cada vez que seas (o te sientas) agraviado solo conducirá a múltiples transiciones de iglesia a iglesia. O te mantendrás en los márgenes de la iglesia, que es igual de malo. Jesús da la respuesta: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele, entre tú y él a solas. Si te hace caso, has ganado a tu hermano”, Mateo 18:15. Estas simples instrucciones podrían impulsar el reavivamiento en muchas iglesias. Pero, ¿y si no hace caso? Presiona (Mateo 18:16-20).

5. Falta de voluntad para someterse a la autoridad

Aarón tal vez era más espiritual que Moisés. Josué puede que fuera un mejor líder. Pero la vara estaba en las manos de Moisés. No luches contra los que el Señor pone en el liderazgo sobre ti. Por supuesto, no debes sentarte bajo un liderazgo no bíblico, inmoral, o abusivo. Pero hay una manera de lidiar con los líderes descalificados (1 Timoteo 5:19-20). Sin duda, tus pastores deben rendir cuenta. Pero no ates a los líderes espirituales de la iglesia a tus preferencias personales, tradiciones vacías, o prioridades que no son bíblicas. Deja que los líderes guíen. Y sé dispuesto a seguirlos (Hebreos 13:07, 17).

6. Una baja visión de la iglesia

No hay ningún capítulo y versículo bíblico que te ordene ser miembro de una iglesia. Pero la Escritura enseña tanto por lo que se asume como por lo que manda. No existe una categoría bíblica de un “cristiano sin iglesia”. Los apóstoles se preguntarían: “¿Por qué lo llaman cristiano si no es parte de la iglesia?”. Cristo es la cabeza de la iglesia, y él no tiene experiencias fuera del cuerpo. No se puede estar conectado a la cabeza y desconectado del cuerpo. Cristo ama a la iglesia (Efesios 5:25-27), y amar a Cristo es amar lo que él ama.

7. Desobediencia a la verdad

Pablo le encargó a Timoteo a predicar la palabra (2 Timoteo 4:2). Luego advirtió que la fidelidad a esta carga podría causar que algunos huyeran: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos”, 2 Timoteo 4:3-4. La predicación fiel impulsará a algunos a irse de la iglesia. Pero no se irán a casa. Van a encontrar una iglesia donde el predicador haga cosquillas a sus oídos. No permitas que te ocurra a ti. Si estás siendo enseñado en la sana doctrina y la predicación fiel, por el amor de Dios, ¡quédate!

Luz Verde: cuando es tiempo de dejar una iglesia

Aquí hay tres razones básicas y aceptables para salir de una iglesia.

1. Una razón del evangelio

Si la iglesia a la que vas no cree o enseña el evangelio bíblico, tienes que irte. Y ya. Los pecadores son salvos por la gracia mediante la fe en Cristo, sin añadir ni restar nada. Nada de lo que hacemos nos salva. La salvación es un don gratuito de Dios a aquellos que confían en la justicia de Cristo que murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para nuestra justificación. Cualquiera que enseñe cualquier otro “evangelio” es anatema (Gálatas 1:6-9). Y cualquier iglesia que abraza un falso evangelio no es una iglesia cristiana. ¡Corre por tu vida!

2. Una razón doctrinal

Aquí esta el asunto: debes salir de una iglesia cuando te exija negar en lo que crees o creer aquello a lo que te niegas. Uno tiene tres responsabilidades cuando se trata de la fe: (1) El derecho a vivir por fe (Romanos 14:23); (2) la vigilancia de la conciencia contra el pecado (Santiago 4:17); y (3) el mandamiento de poner a prueba todas las cosas (1 Tesalonicenses 5:21-21). No trates los asuntos doctrinales a la ligera. La verdad y la paz deben ser protegidas. Pero pasar por alto la verdad por causa de la gente solo produce una “paz” aparente.

3. Una razón personal

Hay muchas razones personales para dejar una iglesia. La más común es la reubicación. Si te has mudado a una ciudad diferente, es necesario ponerse bajo la autoridad de una iglesia local en el sitio donde vives. Esa fue la situación de Febe (Romanos 16:1-2). O tal vez tu iglesia está tan lejos de donde vives en la ciudad que salir de tal iglesia se es conveniente. Estas y otras razones personales similares son aceptables, son a veces razones necesarias para dejar una iglesia.

Luz amarilla: cómo salir de una iglesia

¿Cómo se puede salir de una iglesia local de una manera que honre a Cristo?

1. Ora

Las decisiones importantes deben realizarse únicamente después de la oración diligente. Dejar una iglesia es una de esas decisiones. Ora sobre tus motivos, tu ministerio y tus relaciones. Ora porque tu corazón sea guardado (Proverbios 4:23). Ora por sabiduría (Santiago 1:5). Ora por la sumisión a la voluntad de Dios (Colosenses 1:09). Ora en voz baja.  Es decir, ora, no hables. Hablar por hablar acerca de tus pensamientos y sentimientos –que ni están procesados– puede sembrar discordia.

2. Examina tus motivos

¿Por qué quieres irte? No estoy hablando de las razones políticamente correctas que les dices a los demás. Estoy hablando de las verdaderas motivaciones de tu corazón. ¿Las sabes? Pídele a Dios que te examine (Salmos 139:23-24). Entonces, sé honesto contigo mismo. Y sé honesto con Dios. Ten cuidado de no moverte por las razones equivocadas.

3. Revisa los compromisos que has hecho para servir

¿Prestas algún servicio en la iglesia? ¿Eres un líder? ¿Tu salida interrumpiría el ministerio? Responde a estas preguntas en oración antes de irte. Si has hecho compromisos, haz cuanto esté a su alcance para cumplir con ellos. Pon el honor de Cristo antes que el tuyo. Deja en el pasado los asuntos indignos (1 Corintios 15:58). No quieres encontrarte “ausente sin permiso” fuera de una misión que Dios te haya encomendado.

4. Asegúrate de que no tienes conflictos interpersonales no resueltos

No dejes una iglesia porque estás enojado por algo. No la dejes porque alguien te ha ofendido. Debes estar preparado para perdonar y buscar reconciliación. Jesús dijo: “Si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y vete. Reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”, Mateo 5:23-24. La comunión rota interfiere en la verdadera adoración.

5. Piensa en cómo tu traslado afecta a los demás

El cristianismo no se trata de ti. Se trata de Cristo y de los demás. Si tu corazón está bien, sentirás el peso de la forma en que tu potencial salida herirá o influirá en los demás. Si te puedes ir sin afectar a nadie, no eres un buen miembro. Si tu presencia importa, considera cómo tu ausencia conmoverá a otros. “Que cada uno de ustedes vele no solo por sus propios intereses”, indica Pablo, “sino también a los intereses de los demás”, Filipenses 2:4.

6. Determina dónde transferirás tu membresía antes de ir

No es la voluntad del Padre que sus hijos estén espiritualmente sin hogar. Pablo dice: “Así pues, ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19).  El Señor generalmente conduce hacia un lugar, no nos saca de un lugar. Debemos ser capaces de dejar una “dirección del destinatario” espiritual cuando salgamos de una iglesia. Y uno debería estar en la capacidad de ir a una nueva iglesia con la recomendación de su antigua iglesia.

7. Ten una reunión acerca de tu salida con tu pastor

Es justo que hables con tu pastor antes de salir de una iglesia. ¿Es él la razón por la que te quieres ir? Esa es otra razón por la qué uno debería programar una reunión. Hebreos 13:17 dice: “Obedecezcan a sus pastores, y sujéntese a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso para ustedes”.